La confianza en la relación que establece el médico y paciente resulta clave para que este logre una mayor adherencia al tratamiento. Para esto, es imprescindible que el profesional clínico se comunique de forma empática, certera, clara y concisa. Así se podrá disuadir la incertidumbre propia de las enfermedades, dando paso a la confianza entre ambos. Además, la buena experiencia en la consulta permitirá que el paciente vuelva a atenderse con el mismo profesional o bien lo recomiende a un médico cercano.
Aquí te contamos el valor de la relación médico paciente para una mejor atención de salud.
La comunicación es clave y en una relación médica, mucho más. Por esto, en la atención es importante comunicar de manera efectiva para establecer vínculos de entendimiento y confianza entre el profesional de la salud y el paciente.
Hay quienes sostienen que la buena comunicación permite que el paciente tenga una mejor adherencia a su tratamiento. Así, la generación de confianza transmite al paciente seguridad y esperanza respecto a su enfermedad, sin que esto signifique aumentar expectativas infundadas cuando se atraviesa por una dolencia compleja.
Además, una buena experiencia en la consulta lleva al paciente a querer atenderse siempre con el mismo profesional o en el mismo recinto clínico, como también a recomendarlo entre sus pares.
En los últimos años la relación médico paciente ha cambiado. Si bien, el médico sigue siendo el especialista sobre enfermedades y tratamientos, pero el paciente tiene un mayor acceso a la información sobre salud, lo que puede llevarlo a querer participar de forma más activa en las decisiones sobre su enfermedad.
A más de algún especialista le ha pasado que llega a su consulta un paciente que tras haber indagado en google sus síntomas, llega con opciones de diagnósticos y solicitud de exámenes y tratamientos. Ante este fenómeno, las herramientas comunicativas del médico serán claves para controlar la situación y generar confianza para conducir de manera óptima la consulta.
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Hoy el desafío en la consulta no es solo dar un diagnóstico, sino que también enfrentarse a la desinformación que circula sobre temas médicos y las decisiones equivocadas que toman algunos pacientes. Esto puede dañar la confianza entre el médico y el paciente, pero una buena comunicación puede restablecerla.
Lo importante es comprender que los pacientes son diversos y si bien existen nociones sobre cómo establecer la buena comunicación, la clave es adecuar nuestros mensajes pensando con quien nos comunicamos.
La comunicación certera, clara, honesta y empática nutrirá la confianza, logrando que el paciente se sienta cómodo y escuchado. Esto movilizará a la persona a considerar las observaciones médicas desde el vínculo de confianza generada entre ambos.
Los cuatro pilares que debes considerar son:
Pese a la asimetría de conocimiento que hay entre el médico y el paciente, no se debe abusar de esta posición. Las personas acuden a los centros sanitarios con la esperanza de hallar una solución. Sin embargo, la disposición del médico y la forma de transmitir el mensaje influirá en cómo el paciente aceptará su tratamiento y si es que este acudirá nuevamente al mismo profesional e incluso al mismo centro de salud.
No solo basta lo que se dice con palabras, sino también el cómo el cuerpo comunica. La proxemia (utilización y adecuación del espacio) y la kinesia (expresión corporal) también serán determinantes en cómo el paciente recepcionará la información.
Si el paciente nota rigidez en la entonación de las palabras, molestia o apuro por terminar la cita pronto, etc., la confianza se desvanecerá y no se considerará la información proporcionada.
Esto también se lleva a cabo en el ámbito digital. Es importante que el profesional siempre mantenga la cámara encendida y cuente con iluminación y un espacio limpio para transmitir confianza desde la videoconsulta.
Si bien las consultas clínicas deben cumplir con un tiempo acotado, no se debe dejar de lado el diálogo. Las preguntas o inquietudes del paciente son válidas y estas deben ser atendidas con amabilidad y precisión para reducir la incertidumbre.
Hoy los pacientes son más comunicativos y llegan con más información a la consulta. Se debe escuchar, comprender sus inquietudes y abordar con integridad la desinformación. No se debe ahondar sobre la ignorancia, sino que constructivamente explicar mejor las soluciones y tratamientos.
Más allá de la enfermedad el médico trata con personas. Un problema de salud puede acarrear una serie de conflictos, miedos y tensiones en el paciente. El médico debe ser empático y si bien, no puede solucionar todos los problemas del paciente, debe atender aquellas consultas propias del enfermo.
La empatía crea un lazo de confianza entre el paciente y el profesional médico. Nutre el respeto entre ambos y guía un camino para la solución de la enfermedad, o bien pavimenta las condiciones para hacerla más llevadera.
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